No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudará, siempre te susrentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
Dios obra siempre en nuestras vidas en una forma maravillosa, aún cuando en el momento de prueba no lo entendamos.
A mi hijo Jonathan le diagnosticaron un cáncer agresivo y muy avanzado a la edad de veintiún años. En base a los análisis, el médico nos informó que, de no ser por un milagro, no había esperanza de vida.
Esa mañana, después de la visita al médico, salimos del consultorio y nos sentamos debajo de un árbol fuera del hospital oncológico. Allí, Jonathan, llorando, expresó su sentir: “Mamá, me voy a morir. Yo sé lo que tengo. Lo único que me preocupa es que tú y mi papáivan a sufrir mucho; pero por otro lado estoy seguro de que Dios está permitiendo esto porque quiere salvarme. Me está dando la oportunidad
de prepararme para ir al cielo”.
Jonathan sabía que nosotros sufriríamos su ausencia, y eso era lo que lo entristecía. En reiteradas ocasiones, mencionó que él quería ser salvo y que, si esta era la manera, lo aceptaba. No sabíamos de qué lo estaría librando nuestro Señor. Durante los catorce meses que duró esa prueba, Jonathan sintió la dirección y la protección divinas; sabía que no estaba solo, que contaba con el apoyo y el amor de su familia, de sus amigos, de los hermanos de iglesia y, sobre todo, de su Padre celestial.
Muchas veces vimos las grandes bendiciones del Señor. Una de esas ocasiones fue cuando viajamos a los Estados Unidos en busca de ayuda médica. Dios proveyó los recursos económicos para el viaje, para la estadía de Jonathan en un hospital naturista de Seattle, Washington, y para nuestro hospedaje.
Familiares y hermanos de iglesia nos ayudaron desinteresadamente, Jonathan estuvo durante meses recluido en ese hospital, lejos de la familia, pero con la confianza de que contaba con la compañía divina las veinticuatro horas del día.
Dios tenía un plan para Jony, como tiene un plan para ti, porque lo que el Señor hace en nuestra vida lo finaliza en forma perfecta si se lo permitimos. Por eso, en este día, confiale todas tus penas, angustias y tristezas. Él estará a tu lado siempre.
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